¡Exijo asombro!

Si leo un libro sobre el nuevo Conan, o el nuevo Legolas, me arrojaré al pozo más profundo del averno. Lo que hoy busco en fantasía es muy distinto y trasciende a las clasificaciones. Me importa un carajo si es fantastique, sci-fi, horror, etc. Busco la voz del autor, busco disciplina y caos en sus sentencias, busco la construcción comprometida de un discurso. En pocas palabras, le pido lo mismo que a cualquier otro libro de ficción. Solo separo las literaturas en dos veredas respecto a su cercanía con la realidad. Una separación caprichosa, egoísta y altanera, un gusto que me doy.En esta columna no tengo la menor intención de mirar hacia atrás, adular viejas glorias, ni mucho menos.Es que por primera vez en mucho tiempo siento que la vereda del frente comienza a poblarse por hombres y mujeres que cambian su territorio habitual. Hoy nos asombra, pero siempre tuvieron pies para caminar, siempre tuvieron una voz para hablar, ojos para leer y sea lo que sea que se necesite para escribir. El fenómeno de la fantasía no es nuevo, pero su población comienza a ser cada día más interesante. Empezamos hoy a pararnos frente a nuestra nueva tradición fantástica, la verdad es que estamos pariendo una hace muy poco, pero me ahorraré la molestia de hablar de fundaciones y refundaciones, eso se lo dejo para los que saben. Hoy vengo a mostrarles los habitantes que han cruzado la calle y se han atrevido a crear un nuevo imaginario. Sigue leyendo «¡Exijo asombro!»